el brillo fijo que les hace aparecer como sonriendo,
me gusta tu cara de niña necia sana,
tu cara de estar tramando, urdiendo.
Me gusta tu cuerpo de filósofa
y pisar donde tu no pisas.
Me gusta tu voz acentuada.
Pero también me gustan tus ojos grandes y desconfiados,
me gusta tu sonrisa contenida y soterada,
tu modo de pensar en lo cotidiano,
soñar que viniste para robarme los ojos y cogerme del cabello.
Me gusta tu cuerpo con cabeza de pájaro.
Me encantan tus ojos extrañamente negros o marrones,
tu mirada infinita cargada de futuro,
tu cuerpo flexible de historiadora del arte,
tu ilusión cándida y que me arrastres por demasiados sueños.
No puede ser de otra manera:
Me gusta que me arregles la vida desde tu cuerpo pequeño e inmenso,
que te preocupes cogiéndome la mano, dejando libres mis sueños.
Me gusta que me quieras a pesar de mi pensamiento ridiculo,
quizás extremo, derrotado, o combatiente, de vanguardia, acaso desorientado.
Me gusta que me veas como soy,
Una mente sin dueño que erra y yerra.
Pasos perdidos que sienten ésto que éstan escribiendo
Me gustas tú. Todo aquello que sumas descarada,
todas y cada una de las cosas que te convierten en poliédrica... mi poliédrica
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