domingo, 10 de julio de 2011

SOBRE MAMERTERÍA

Algunas personas dicen que todos los que nos dedicamos a las humanidades somos "posudos" y pretenciosos (ahora prefiero no tocar el aburrido tema de la homeopatía). Tal vez todos lo seamos o no.
Estar o no estar de acuerdo con esa afirmación es como agarrarle la cola a la serpiente. Me gustaría acotar más bien que, aunque no todos los somos casi todos en algun momento lo hemos sido ( y lo seguimos siendo aveces) y creo que el haberlo sido o serlo es motivo de orgullo, sobre todo por los vientos de para-derecha que estan soplando en este país.

Hace algun tiempo en la Universidad Central habia un graffiti  que decía: "juventud sin rebeldía es servidumbre precoz". Es decir que la juventud es el tiempo para ser rebeldes, que la adultez (sinónimo de adulteración) es el tiempo para ser serviles. El graffiti dice que tarde o temprano debemos ser serviles, como un destino social. ¿Cuándo será que empezaremos a volernos serviles? ¿Cuándo terminemos la carrera, la maestría, el doctorado?, ¿Cuándo nos casemos y tengamos hijos? ¿Cuándo compremos nuestra propia casa? Esas preguntas me pusiseron muy triste la verdad. ¿Y que pasa entonces con los que no nos queremos reproducir, "madurar" seguir las estapas de la vida?

Lo anterior me hizo pensar en mi papá... que salió de su país buscando un sistema menos sumiso y que se atreviera a alzar la voz, que me regaló el Manifiesto Comunista  cuando tuve la loca idea de ingresar al seminario para futuros sacerdotes, y que ahora, cada vez que hay una marcha, me llama en un acto contradictorio a su juventud y me dice; "no vayas porque te van a tirar gas, que vayan los demás, tú no, ¿Por qué te pones a luchar por una causa perdida?"

Me gusta la frivolidad en el ambiente del grupo de los llamados "mamertos" (aunque aveces sea tan buscada que se convierta en pose) pero obtener esa frescura con la vida sólo se logra despues de años de desencantos y vergüenzas. Por eso, para ser toleantes con los que empiezan (y aveces nunca acaban) es justo confesar que ALGUNOS HEMOS SIDO UNOS MAMERTOS. El concepto de "mamerto" que habrá sido discutido entre ténues charlas a la par de un café en cualquier panaderia de esquina o bien entre las verdes zonas de alguna universidad pública  mientras se mira al firmamento, hay que reconocer que casi siempre se ha usado de manera insultante y algo excluyente. Algunos osados se atreven a decir que es un concepto que la misma izquierda se inventó para nombrar a los que siendo tambien de izquierda tienen un pensamiento "tibio". Otros dicen que es una forma peyorativa de la derecha para tratar a la izquierda. Sea lo que sea, lo estoy conviertiendo YO aquí en un concepto revolucionario, insurrecto y conspirador, ya que una palabra puede superar su historia constitutiva de agravio y convertirse en otra cosa.

Tal vez algunos confiesen que han sido miembros de la mamertería (Bufandad, le llamman algunos literátos, también por lo de llevar gabán, paraguas y un libro de Cortázar donde quiera que fuese, sobre todo en la éspoca en que simpatizaban con la lucha sandinista). La mamertería  es más bien la pose del mamerto. Tal vez otros confiesen que mientras los amigos disfrutaban de fiestas en discotecas y salidas a cine y otras cosas de esparcimiento libre, él o ella se sentaba en un rincón del bar a leer o a tomar notas ( y no faltaba el incauto al que eso le pareciera interesante ). Podrían también confesar que han deambulado solos o con un único amigo por las calles del centro de Bogotá  con media botella de whisky entre el morral queriendo sentirse como Charles Bukowski. Tal vez algunos  confiesen que se metieron a estudiar cine, literátura, sociología, antropología, semiótica, folosofía, historia, artes, música, incluso estética y otras tandadas de carreras afines porque a sus amigos les gustaban sus poemas, opiniones críticas, canciones, colección de películas y juraban que ser escritor, dictar cátedra, pintar un cuadro, componer o interpretar una canción, hablar de la cultura  y de teorías de construccionistas, era muy fácil. Y finalmente, podemos confesar todos juntos que esta misma  confesion tiene algo de pose, de impostura, y de ganas de parecer interesante.

La verdad el tema de la mamertería me seduce. tal vez para algunos (incluyendome) ni la mamertería (que gracias a una afortunada comba de degeneración lingüistica nos cayó desde la sociología política como una bendición podrida) ni la decadencia son una una opción, son parte de una respuesta natural a la adultez pseudo burguesa que nos apremia cuado nuestros amigos empiezan a volverse  ingenieros y jugadores de fútbol, un afán por armar comunidad.

En donde difiero tal vez de otro grupo para quienes la mamertería es sinónimo de aburrimiento, y que la mamertería , la intelectualidad y el bukowskismo son contrarios a "pasarla bueno", yo confiezo que las mejores tardes a ritmo de capuchino y salidas acompañadas con camara fotográfica, las he tenido con éste grupo de personas unidas al club de los mamertos, por encima de la imagen de menear la pipa y sentirse como una "mierda", y analizar la poetica del vallenato, la bohemia tambien puede seducir hasta a el mas exigete de los citadinos.

Que vayan a encontrar simpatías citando a Borges y a Cioran es un tema aparte, que quemen los discos de Silvio Rodríguez y que aprendan  a bailar salsa o de plano solo a sentir el ritmo de la música y a encontrar temas de análisis en las canciones de Rubén Blades o de Calle 13, la mamerteria también es una forma disidente de mirar la cultura y de ser un eterno estudiante (así lo veo yo), asique no hay problema con este grupo de gente, vistos como extraterrestes algunas veces, por sus circundantes ganas de cuestionarlo todo. para todos ellos un sincero agradecimiento por hacer que mis ojos descansen la vista en ellos.

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