Unos días atrás me salió una mancha roja en la piel, era pequeña y poco escandalosa así que decidí ignorarla. Mi piel suele tener repentinos brotes de cosas raras que desaparecen en algunos días . Alergias . Así que supuse que eso sucedería . Unos cuantos días adelante y la mancha se volvía cada vez más grande . Extraño . La dejé vivir todavía unos días más esperando que si la ignoraba, desaparecería . No fue así . Cada vez se hacía más grande y el rojo se volvía más un café claro . Ni modo, es hora de ir al doctor, cosa que detesto pero que aventajo gracias a que me madre es enfermera y su amistad con algunos doctores me hace agilizar ese tedioso proceso de pedir una cita medica.
Fui al dermatólogo, le tomó 2 segundos descifrar lo que tenía : una algergia con nombre mamón. Después dijo esta frase: “Tu piel tiene un sistema inmunológico indiferente” Me dijo que a mi piel no le importaba defenderse de nada, que cualquier organismo externo que la toque, le da igual. ¿Qué? Sí, así es.
El doctor me dejó ir con una pomada que prometió desaparecería la alergia de inmediato.
En el camino de regreso, no pude mas que pensar en esas palabras: “tu piel es indiferente”. ¿En serio? ¿Le da igual? O sea que ¿si alguien me toca, mi piel reacciona con los hombros levantados y un gesto de indiferencia? Me suena conocido.
Después de ese diagnóstico, visitar cualquier otro especialista será motivo de pánico. ¿Qué tal si voy con un cardiólogo y me dice lo mismo? “Caballero, usted tiene un corazón indiferente, por eso los latidos a destiempo” O un urólogo “Caballero, a su pene le da igual” ¡Cállate los ojos!
Caos mental. Estoy hecho de indiferencia. Si lo que cubre mi cuerpo es indiferente, ¿qué esperanza tienen los demás órganos?
Después de unos minutos dejé el drama a un lado y recordé las palabras que después dijo el doctor: “Hay pieles que se curan, que se recuperan. Así de la nada. No sabemos por qué y no hay medicina que lo haga, sólo pasa”.
Una ventana de esperanza. Tal vez, sólo tal vez, si dejo de pensar en la indiferencia y le ayudo a todo mi cuerpo con “pomadas” empezará a sentir algo, dejará de levantar los hombros y fruncir los labios.
Al final, es la indiferencia la que mata, pero la lucha contra ella la que hace que sobrevivas.
jajajaja... buenisimo... me hubiese gustado ver que dirian otros especialistas como el oftalmólogo o el odontólogo, a ver si por ahí tampoco hay estimulos
ResponderEliminar¡Ay Jorge! Me encantan ésto escritos, más cuando me caen como anillo al dedo... ¡GENIAL! :)
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